La escucha activa en la PYME
Uno se cansa de leer muchos ejemplos de como grandes empresas consiguen acciones impactantes en los medios sociales y no puede más haya que echarle un vistazo a su entorno y ver una realidad paralela.
La PYME y el autónomo, la base de nuestra economía, serían el ejemplo más válido para mostrar el verdadero potencial que tiene la escucha activa y los medios sociales en el día a día de la empresa.
Entiendo por escucha activa el estar en continua monitorización de lo que de nosotros se dice en internet. Muchas empresas adoptan la estrategia del avestruz, desviando la mirada como si aquello de no mirar lo que ocurre supone no ser consciente de lo que de uno se dice. Queramos o no … tenemos que estar pendientes. Monitorizar, escuchar, supervisar aquello que se dice de nosotros. No es una opción, debería de ser una obligación.
Por contra, si decidimos participar en la conversación podemos argumentar con nuestras razones, ofrecer nuestra mejor respuesta ante un posible problema y transformar posibles crisis de reputación en oportunidades de negocio.
Pero claro, esto necesita recursos… A nivel de personal o de recursos económicos y ahí es donde la PYME muchas veces no ve el beneficio de ello. El día a día y su balanza de ingresos/gastos decide que la escucha activa es una acción suprimible. Y en cierto modo pasa lo mismo con los medios sociales.
Cuando uno maneja presupuestos muy ajustados para sus acciones de marketing y no tiene personal cualificado de forma específica para este tipo de acciones, considera que cualquier tipo de inversión que lleve a cabo tiene que tener un retorno medible y, a poder ser, casi inmediato. Y esto no funciona así. En estos casos hay que tirar de estrategias ingeniosas, diferentes y que aporte retorno con una inversión mínima, pero eso es realmente difícil. El resultado final es que la empresa (recordad que hacemos mención a pequeñas empresas) no ven la escucha activa y los medios sociales como una inversión, sino como un gasto.
La situación idílica pasaría por una estrategia comunicativa bidireccional, con conversación con nuestros posibles clientes, participando de forma activa y obteniendo un feedback valioso que nos aporte valor para mejorar nuestros productos. Incluso la concreción de productos y o servicios: Nosotros tenemos un producto que creemos muy bueno, pero el usuario con su uso diario puede hacerlo mejor, aportarnos mayores beneficios para implementar en nuestros productos/servicios.
Pero esta situación que dista mucho de ser mayoritaria e incluso raya lo utópico en la PYME actual, que necesita nuevamente de recursos. Y volvemos a lo anterior: Invertir o no.
Quizás sólo los que creen en que hay que hacer cosas se atrevan a destinar parte de su presupuesto de marketing a ello, pensando en una estrategia de marketing que es actual pero que a muchas empresas les suena a futuro muy lejano.
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